Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile

L a actual Facultad de Medicina, una de las cua- tro primeras facultades fundadas con la Universi- dad, es heredera de la primera Escuela de Medici- na creada el 12 de marzo de 1833 bajo el gobierno del presidente José Joaquín Prieto y a cargo del médico inglés Guillermo Blest. En 1889 se constru- yó el primer edificio de la Facultad en la antigua Cañadilla, actual Avenida Independencia, decisión que obedecía a las tradicionales ideas respecto de las enfermedades y la muerte, expulsadas a los márgenes de la ciudad junto con las instituciones que las acogen: los cementerios y los hospitales. En la segunda mitad del siglo XIX la Facultad se hizo cargo de tres trabajos de utilidad pública re- lacionados con el estado sanitario de la capital: la vacuna (1), higiene pública y salubridad, y la esta- dística médica. La Universidad de Chile durante un siglo fue la única formadora de médicos en el país, por ello posee los archivos más completos referidos a la disciplina y sus cultores, así como testimonios de la historia de la constitución de los facultativos como nuevos actores sociales y polí- ticos de la sociedad contemporánea. En el periodo colonial, los hospitales estaban ubicados al sur de la ciudad, en ese entonces los extramuros de la Cañada o Alameda. Tanto el hospital San Juan de Dios, entre las calles San Francisco y Santa Rosa, para hombres, y el de San Borja -en las inmediaciones de lo que hoy son las calles Alameda y Dieciocho- para mu- jeres, estaban regentados por órdenes religiosas. Las terapias, más que sanar enfermedades, consistían en cuidados básicos de alimentación y descanso, propios de los códigos de la hospitalidad. Los médicos, o proto- médicos, no tenían el estatus actual, los “matasanos” como eran conocidos popularmente eran más teóricos que prácticos, diferenciándose de los cirujanos, flebo- tomistas y parteras justamente por no tener contacto directo con los cuerpos enfermos. La dignidad del ofi- cio se asentó, desde el siglo XVIII, en la formación in- telectual y en la labor de supervisión de aquellos que se dedicaban a las artes curativas. La enseñanza de la medicina, desde un punto de vista clínico o moderno, fue parte de los nuevos proyectos sociales luego de las 1 . Medalla y diploma de honor discernido por la Junta Central de Lazareto de Santiago, Santiago 24 de octubre de 1872. Museo Nacional de Medicina Enri- que Laval, Facultad de Medicina. En 1872 el país sufrió el azote de la viruela. El Lazareto del Salvador tuvo que iniciar sus funciones, aunque no estaba termi- nado, por no haber otro lugar aislado en el que acoger a los enfermos. Este di- ploma fue conferido al destacado psiquiatra Augusto Orrego Luco (1849-1933), en ese entonces estudiante. Se graduó como médico-cirujano el 1874 con una tesis sobre las “Causas Indirectas de las Alucinaciones Mentales”, teoría que le valió su ingreso a la Academia Francesa. En la Escuela de Medicina impartió la cátedra de Enfermedades Mentales hasta el año 1907. 104

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