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de ser elegido con el 36,6%, quería convocar a un plebiscito, lo que le permitiría
saltarse el Congreso Nacional donde la UP sola era minoría. Rojas recuerda que esos
objetivos centrales eran cuatro:
1.
Nacionalizar las grandes minas del Cobre;
2.
Nacionalizar las grandes empresas neurálgicas de los sectores secundario y
terciario;
3.
Instaurar la participación directa de los trabajadores en los órganos de dirección
de los centros de trabajo (empresas), en los centros de residencia (comunas) y
en los órganos de decisión económico-social del Ejecutivo;
4.
Dar al Presidente de la República la facultad de disolver el Congreso Nacional y
de convocar a elecciones por una vez durante su mandato.
¿Qué pensaban los partidos de la UP sobre esas medidas? El autor nos despeja de
inmediato la duda: “
Desgraciadamente, la dirección de política de la UP
rechazó la propuesta de Allende la tercera semana de noviembre de
1970”
51
.
Según Rojas, “la Dirección de la UP prefería no arriesgar aquellas políticas
de transformación en un plebiscito y optó en su lugar por la implementación de las
medidas transformadoras a través de medios administrativos, eludiendo las
eventuales trabas del Congreso y las eventuales negociaciones que la realización de
un plebiscito hubiesen requerido, en particular con la DC”. Los partidos de la UP
rechazaban una propuesta del Presidente. Lo mismo hicieron en agosto del 73,
cuando el golpe ya se respiraba. Pero a eso nos dedicaremos más adelante.
Demostrando que el argumento de Rojas es correcto, el senador Corvalán expresa
su desacuerdo con la tesis de Allende de un segundo modelo al socialismo que
excluya la dictadura del proletariado. Recordemos sus afirmaciones: “Para nosotros,
el tránsito del capitalismo al socialismo exige obligatoriamente que el proletariado
se convierta en clase dirigente, en la fuerza social determinante. No estamos –dice
Corvalán– por una forma de dictadura del proletariado que implique abusos, o
arbitrariedades, pero el hecho es que todo Gobierno, todo Estado erigido en una
sociedad de clase que opera en las condiciones de la existencia de las diversas
clases, clases antagónicas, constituye alguna forma de dictadura”. Luego, don Luis
afirma: “Como decía Lenin, la dictadura del proletariado es mil veces más
democrática que la dictadura de la burguesía, puesto que es una forma de gobierno
de la mayoría”.
52
Posteriormente, en un informe al Pleno del Comité Central del PC, publicado en
Ediciones Colo-Colo en 1977, citado por Rojas, Luis Corvalán dice: “Con él (Allende)
tuvimos siempre buenas relaciones basadas en la amistad, la franqueza y el respeto
mutuo. Pero como es natural, no teníamos siempre las mismas concepciones. No
compartíamos, por ejemplo, su criterio según el cual nuestra vía revolucionaria
constituiría un segundo modelo de realización del socialismo, excluyendo o haciendo
51
Ibíd. , página 47.
52
Corvalán, Luis: Op. citada. , páginas 101 y 102.
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