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apenas intentemos entender el presente para poder proponer la política. El desafío
de la sociedad chilena es cada vez más mundial, no sólo en lo comercial, también en
lo cultural, en lo político, en los temas de la Paz. Algunos quieren elevar la
diversidad a fundamento de la agresividad que favorece la intolerancia y la guerra.
La globalización no se puede detener, pero es esencial dirigirla con sentido solidario
interno y externo, para que no nos dinamiten los caminos de paz y gobernabilidad
que hemos construido. El mundo, el país, las personas, necesitamos algo más
profundo que el cosismo para darle sentido a nuestras vidas. Las pesadillas que hay
que evitar, son las pretensiones de negar a los que discrepan sus derechos
esenciales, no estar dispuestos a considerar sus aportes y convertir al que piensa
distinto en enemigo al que hay que destruir.
Respecto a las características actuales de la Concertación y sus desafíos, comparto
mucho del enfoque de Jorge y Patricio. Debatir para proponer soluciones de fondo
para el presente y el futuro es una tarea prioritaria y uno de los desafíos centrales,
sobre todo para los concertacionistas, pero sin excluir a nadie. Ahí surgirán
naturales divergencias y, espero, renovadas convergencias. Eso sí, debe ser una
mirada global, por cuanto, nunca antes se sintió el mundo más comunicado que
ahora y más necesaria una política nacional que incorpore lo internacional.
Espero que las urgencias del ahora no nos hagan perder el sentido de la Utopía, ya
que esta expresión significa, según el Diccionario de la Real Academia Española,"lo
irrealizable de una doctrina al momento de formularse", y también, en la
interpretación de Santo Tomás Moro, tomada del griego original, describe “un lugar
que no existe”. Entonces, porque no existe en ninguna parte una sociedad justa,
solidaria, tolerante, imaginativa, creativa, acogedora y que permita a todos sus
integrantes la felicidad más plena y conviva en plena armonía y paz con los
habitantes de otras naciones, es necesario, urgente y estimulante trabajar para ese
ideal.
Por lo menos esa es mi opinión, la cual no fundamento en el diccionario, sino que,
esta vez, recurro al auxilio de Juan Manuel Serrat que la ha definido de una manera
más hermosa:
“Utopía es el traje nuevo que se pone cada día la Esperanza.”
ÑUÑOA, 5 DE OCTUBRE DE 2003. -
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